lunes, 10 de noviembre de 2008

¿Qué es la concepción del mundo?. El Anti-During de Engels

Esta tercera lectura, Manuel Sacristán se pregunta ¿qué es una concepción del mundo? basándose en el anti-during de Engels. El texto para de la premisa que una concepción del mundo no es un saber, ni un conocimiento en el sentido de la ciencia positiva, si no que es un serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto, sin que éste se los formule de forma explicita. Hay hechos, principios o creencias que están muchas veces implícitas en el sujeto, simplemente porque están explicitas en la cultura de la sociedad en la que vive ese sujeto. Esa cultura contiene el conjunto de afirmaciones acerca de la naturaleza del mundo físico y de la vida en general. Pero esta idea, sin embargo no permite saber cual es realmente la concepción del mundo realmente en esa sociedad, es decir, no podemos ser un mero reflejo de la realidad que nos rodea, ese reflejo es una ideología.

El anti-during plantea como principal problema el papel de la concepción del mundo respecto del conocimiento científico-positivo, y así para el estudio de las relaciones entre estos dos conceptos simplemente hay que atender a los aspectos formales de ambas, de tal manera, que las concepciones del mundo suelen presentarse en forma de credo religioso-moral o de sistema filosófico, éste último, especialmente hasta el siglo XIX. La filosofía como sistema o filosofía sistemática nació como pugna al credo religioso, pero se vio perdida una y otra vez en diferentes campos por las ciencias positivas, lo cual la llevo a intentar salvar su sustantividad en un repertorio de supuestas verdades superiores a las de toda ciencia, en algún caso, pretende dar razonamiento al contenido de las ciencias, por lo que, la concepción del mundo quiere ser un saber, conocimiento real del mundo, con la misma positividad que el de la ciencia. Pero esta pretensión fracasa a mediados del siglo XIX, con la disgregación del sistema filosófico de la historia de Hegel. Este sistema pretende desarrollar sistemáticamente y mediante afirmaciones materiales la verdad del mundo, aunque Engels lo considere un aborto colosal. El porque la filosofía sistemática fracasa, principalmente porque el conocimiento científico positivo se constituye en la Edad Moderna. Éste conocimiento se caracteriza por su intersubjetividad y por su capacidad de posibilitar previsiones exactas, aunque maneja conceptos artificiales y maquinaciones mentales en contra de los conceptos intuitivos de la tradicional filosofía. La intersubjetividad se refiere a que todas las personas adecuadamente preparadas entienden su formulación del mismo modo, y quedan informadas del sistema de comprobación para verificar dichas formulaciones, sin embargo, la tradición filosófica basada en el pensamiento que es mucho menos operativo queda superado por esta concepción del mundo que da seguridad y rendimiento al hombre. La concepción del mundo contiene afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por los métodos del conocimiento basados en la verificación o falsación empírica y la argumentación analítica, pero hay cuestiones, sin ir más lejos la existencia o inexistencia de Dios, que no es susceptible de prueba empírica, por lo que el conocimiento positivo tiene que atender más a una concepción del mundo más que a otra, por esto, la concepción del mundo no debe tomar como única fuente de conocimiento real a la ciencia, ya que ésta se vería por delante y por detrás de la investigación positiva, por detrás construyendo en base a los resultados de la investigación y por delante como visión general de la realidad, inspiradora y motivadora de la misma investigación.

Por otro lado, el texto aborda la concepción marxista del mundo, que es la concepción materialista y dialéctica del mundo, que esta movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados, por lo que es una concepción del mundo explicita, pero además, no puede considerar sus elementos explícitos como un sistema del saber superior al positivo, para Engels, el nuevo materialismo no es una filosofía, es una concepción del mundo, que tiene que sostenerse y actuarse no en una sustantiva ciencia de la ciencia, sino en la ciencias reales. Para Engels, queda superada y preservada la filosofía, superada en cuanto a su forma y preservada en cuanto a su contenido real. Esta idea deja a la concepción de lo filosófico no por encima de la ciencia sino como un nivel del pensamiento científico, para que el investigador, inspire, reflexione sobre su marcha y sus resultados. Pero esta formula de Engels se va ha encontrar con la recusación de toda la filosofía sistemática que dice que no hay conocimiento aparte por encima del positivo, además puesto que su punto de partida y de llegada es la ciencia real, esa concepción del mundo no puede querer más que explicitar la motivación de la ciencia misma, esto recibe el nombre en la filosófica clásica de “inmanentismo”. La explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, no en instancias ajenas o superiores en el mundo, éste principio que es básico en el hacer científico, perdería su sentido si tuviera que admitir la acción de causas no naturales, que la ciencia se esfuerza en ir construyendo para entender la realidad. El inmanentismo, muy identificado con la concepción marxista del mundo, parte de la idea de que el mundo debe explicarse por sí mismo, por lo que el materialismo es lo primero, pero éste es sólo uno de los dos principios fundamentales, según Engels, de la concepción comunista del mundo, el otro principio es la dialéctica. Ésta se inspira no tanto en el hacer científico-positivo cuanto en las limitaciones del mismo. La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico-reductiva, eliminando formaciones complejas y cualitativas, tiende incluso a obviar conceptos de este tipo para limitarse en lo esencial al manejo de relaciones cuantitativas, esto le permite al análisis reductivo penetrar muy material y eficazmente en la realidad porque posibilita el planteamiento de preguntas muy exactas y porque posibilita a la larga la formación de conceptos más adecuados. Pero el análisis reductivo prescinde de la peculiaridad cualitativa y con ello se pierde una parte de lo concreto, la parte decisiva para la individualización de los objetos. La ciencia positiva no da los todos concretos y complejos, es decir, no suministra su totalidad, su consistencia concreta, y el campo del pensamiento dialéctico es precisamente el de las totalidades concretas. La concepción del mundo tiene que dar una comprensión de las totalidades concretas, pues la practica humana no solo tiene que penetrar en el análisis reductivo de la realidad, sino tratar y entender las concreciones reales, aquello que la ciencia no puede recoger, por esto, una dialéctica materialista consiste en recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materialistas del análisis reductivo, dando como resultado, la estructuración de éstos en la formación individual o concreta, en los “todos naturales”. El análisis marxista se propone entender la individual situación concreta sin postular más resultados que los de la abstracción y el análisis reductivo científico, luego el nivel del análisis dialéctico, es el nivel de la comprensión de las concreciones o totalidades, que son ante todo los individuos vivientes y las particulares formaciones históricas.

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